Conviene entender que el Ejército de
la Voz, el Ejército de la Palabra, es Fuego. Y que ese Fuego vivo, ese Fuego viviente
y filosofal que hace fecunda la materia caótica, es el Cristo Cósmico, el “Logos”,
la Gran Palabra. Pero para que el Logos aparezca, para que venga a la manifestación,
el Uno debe desdoblarse en el Dos, es decir: El Padre en La Madre, y de la unión
de los dos opuestos nace el tercero: el Fuego. Ese Fuego es el Logos, el Cristo,
el Verbo que hace posible la existencia del Universo en la Aurora de cualquier creación.
El Caos del Universo reside ahora mismo
en nuestro sistema seminal. Así como Dios tuvo que fecundar las aguas del Caos para
crear el Universo, nos toca hacer lo mismo, fecundando las aguas de nuestro Caos
para hacer surgir nuestro Universo interior. Si fecundamos nuestro Caos espermático
con el Fuego del Kundalini, surge de allí el Cristo Íntimo, el Niño de Oro de la
Alquimia Sexual.
El Kundalini es el Fuego Solar encerrado
en nuestros átomos seminales, la sustancia electrónica ardiente del sol, que
cuando es liberada nos transforma en Dioses. La causa causorum de la
electricidad debemos buscarla en el Fuego Serpentino Universal. Ese Fuego mora en
los electrones.
Cuando los átomos solares y lunares del
sistema seminal hacen contacto en el triveni
(1), entonces, por inducción eléctrica, despierta una tercera fuerza, el Fuego
Sagrado del Kundalini. Al liberar esa energía, entramos en el camino de la Iniciación
Auténtica.
Todo el poder del Kundalini se encuentra
en nuestra simiente o energía sexual. El Kundalini es el Fuego del semen. Ese Fuego
es producto de la Muerte Psicológica.
El Fuego purifica todas las cosas,
trasmutándolas en perfecciones inefables.
El Fuego tiene su habitáculo en el agua
y si nosotros derramamos esas aguas, derramamos también el Fuego y quedamos en
tinieblas.
La Castidad es el fundamento de la
Gran Obra. Si queremos transmutar nuestras fuerzas sexuales primero debemos ser
castos y no derramar ni una sola gota de semen. Debemos reducir todos los
elementos a su materia prima, disolviendo el Ego, para luego transmutarlos.
En Alquimia, el Mercurio se refiere a
las aguas (energía sexual) y el Azufre es el Fuego Sagrado que debe fecundar al
Mercurio. El Azufre se mezcla con el Mercurio y asciende por el canal medular
hasta el cerebro despertando los centros superiores. El excedente de este Mercurio
fecundado por Azufre es el que debe hacer la creación de los Cuerpos Existenciales
del Ser. De manera que el Cuerpo Astral, el Cuerpo Mental y el Cuerpo Causal no
son más que Mercurio fecundado por Azufre.
Escrito está en los viejos textos de
la Sabiduría antigua que el orificio inferior del canal medular de las personas
comunes y corrientes se encuentra herméticamente cerrado. Los vapores seminales
lo abren para que la culebra sagrada penetre por allí.
1 El Triveni es el punto del Sushumna
donde se cruzan Ida y Pingala. En el centro del canal Sushumna encontramos el Nadi
Chitra que es el canal por el cual sube el Kundalini
“La tentación es fuego. El triunfo sobre
la tentación es luz”. El Alquimista tiene que arrancarle el Fuego al diablo, tiene
que arrancarle la blancura inmaculada a las tinieblas. El Alquimista debe
practicar Magia-Sexual para que su piedra negra resplandezca con el Fuego y se haga
luego blanca, inmaculada y pura.
El Kundalini se desarrolla, evoluciona
y progresa de acuerdo con los méritos del corazón. Los fuegos del corazón controlan
el ascenso del Kundalini.
Aquel que después de estar
trabajando con el Kundalini derrama el semen, fracasa inevitablemente porque el
Kundalini desciende entonces una o más vértebras según la magnitud de la falta.
Debemos luchar hasta conseguir la Castidad perfecta.
El que ha fabricado los Cuerpos Solares,
tiene después que perfeccionarlos. Para eso se necesita forzosamente eliminar el
Mercurio seco que no es otra cosa que los yoes. Si uno no elimina los yoes, los
Cuerpos Existenciales no se perfeccionan y no pueden ser recubiertos por las distintas
partes del Ser. Para perfeccionarse deben convertirse en vehículos de Oro puro.
Pero no podrían convertirse en instrumentos de Oro puro si no se eliminaran el Mercurio
seco y el Azufre arsenicado. ¿Cuál es el Mercurio seco? Los Yoes. ¿Cuál es el Azufre
arsenicado? Pues el fuego carnal, bestial, de los infiernos atómicos del hombre.
Ese fuego corresponde al abominable órgano Kundartiguador.
Cuando los Cuerpos quedan
convertidos en vehículos de Oro puro pueden entonces ser recubiertos por las distintas
partes del Ser, y allí al fin, todos ellos, vienen a servir de envoltorio para
nuestro Rey, nuestro Cristo Íntimo. Él se levanta de su sepulcro en el instante
que hay un envoltorio de esa clase y se recubre con él para manifestarse aquí, a
través de los sentidos, y trabajar por la Humanidad doliente. Así es como el Señor
viene a la vida, así surge a la existencia el Cristo Íntimo, el Magnesio de la Alquimia.
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