Semana Santa

La Semana Santa tenemos que vivirla dentro de nosotros mismos aquí y ahora, en la Gran Obra.

El Génesis de Moisés y el Apocalipsis de San Juan se complementan. Conviene que echemos un vistazo a la Biblia y que estudiemos la coordinación existente entre el Génesis y el Apocalipsis.

Vamos a abrir, aquí, las sagradas escrituras. En el Génesis dice. “En el principio creó Dios los cielos y la tierra, y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. Y dijo Dios: ¡Sea la luz! Y fue la luz, y vio Dios que la luz era buena, y separó Dios la luz de las tinieblas, y llamó dios a la luz día, y a las tinieblas llamó noche, y fue la tarde y la mañana un día”.

Ese es el primer día del Gran Trabajo de la Semana Santa, en el que hay que “separar la luz de las tinieblas”. El Iniciado tiene que bajar entonces a los mundos infiernos y conocer el secreto del abismo: el secreto de Malchut, el secreto de los Klifos y de la “muerte segunda”.

“Luego dijo Dios: haya expansión en medio de las aguas, y separó las aguas de las aguas, e hizo Dios la expansión, y separó las aguas que estaban debajo de la expansión de las aguas que estaban sobre la expansión, y fue así, y llamó Dios a la expansión cielos, y fue la tarde y la mañana el día segundo”.

Ese es el segundo trabajo que hay que hacer; es el segundo trabajo alquímico y hay que “separar las aguas de las aguas”.

Téngase en cuenta que cuando habla de “aguas”, se está refiriendo el génesis a esas aguas espermáticas del primer instante al “caos metálico” De la alquimia. Es claro que en ese esperma está, dijéramos, el Alma del mismo semen, el Alma del Caos, el “Alma” es el Mercurio de la Filosofía Secreta.

Hay que “separar las aguas de las aguas”, o mejor dicho, separar las aguas superiores. La “leche de gallina” como se dice en alquimia, el Mercurio de la Filosofía Secreta, él “Alma Metálica” del Azogue, debe ser separada de la parte bruta mediante la transmutación; eso es obvio.

Son tres tipos de Mercurio: primero, Mercurio en bruto o esperma; segundo, el “Alma Metálica” del Mercurio, constituida por las corrientes seminales que suben por Idá y Pingalá, y el tercer Mercurio aparece cuando los átomos solares y lunares del mismo Mercurio hacen contacto en el Tribeni, cerca del coxis, despertando la Kundalini, el Fuego Sagrado, el Azufre, y entonces este fecunda al Mercurio y se forma el tercero que viene a penetrar por Sushumná, es decir, viene a ascender por la columna espinal hasta el cerebro, y es con ese tercer Mercurio –con el excedente de ese tercer Mercurio– con el que viene a cristalizar el Cuerpo Astral, y mucho más tarde, en una octava superior, el Mental y después el Causal.

Así pues, “separar las aguas de las aguas” es indispensable y se hace mediante la transmutación. Ese es el segundo día de la creación.

“Dijo también Dios: júntense las aguas que están debajo de los cielos en un lugar, y descúbrase la seca. Y fue así, y llamó Dios a la seca tierra, y a la reunión de las aguas llamó mares, y vio Dios que era bueno. Después dijo Dios: produzca la tierra hierba verde, hierba que dé semilla, árbol que dé fruto según su género, que su semilla esté en él, sobre la tierra, y fue así. Produjo pues, la tierra hierba verde, hierba que da semilla según su naturaleza y árbol que da fruto, cuya semilla está en él según su género, y vio Dios que era bueno, y fue la tarde y la mañana del día tercero”.

He ahí pues, el tercer trabajo: la creación –el tercer día– del tercer vehículo, del Cuerpo Astral o Vehículo Sideral, el cual debe “llegar a tener fruto”. ¿Y cuándo tiene fruto? Cuando ya es un vehículo de oro puro, es cuando ya ha tenido fruto el Cuerpo Astral, donde está, dijéramos, la semilla.

“Dijo luego Dios: haya lumbreras en la expansión de los cielos para separar el día de la noche, y sirvan de señales para las estaciones, para días y años, y sean por lumbreras en la expansión de los cielos para alumbrar sobre la tierra, y fue así, e hizo Dios las dos grandes lumbreras: la lumbrera mayor para que enseñorease en el día y la lumbrera menor para que enseñorease en la noche. Hizo también las estrellas y las puso Dios en la expansión de los cielos para alumbrar sobre la tierra, y para señorear en el día y la noche y para separar la luz de las tinieblas. Y vio Dios que era bueno, y fue la tarde y la mañana del día cuarto.”

Aquí es cuando ya viene uno a darle forma a la Cuarta Iniciación, cuando cristifica en la Gran Obra, el Vehículo de la Mente, eso es importantísimo. Entonces esas señales que se ven arriba: El Sol, y la luna, las estrellas y toda esa cuestión, está relacionada con la Sabiduría Hermética, porque en el Mundo de Netzah es donde encuentra uno el Conocimiento Hermético. De manera que resulta muy interesante eso del cuarto día, que tiene que ver con la Cuarta Iniciación.

Continuando, veremos lo siguiente: “luego dijo Dios, produzca la tierra seres vivientes, y aves que vuelen sobre la tierra, en la abierta expansión de los cielos. Y creó Dios los grandes monstruos marinos y todo ser viviente que se mueve, que las aguas produjeron según su género, y toda ave alada según su especie, y vio Dios que era bueno, y Dios los bendijo diciendo fructificad y multiplicaos, y llenar las aguas de los mares, y multiplíquense Las aves en la tierra. Y fue la tarde y la mañana del día quinto”.

Bien se sabe que en la Quinta Iniciación, que corresponde al Mundo Causal, tiene uno que hacerse amo de los elementos, aprender a manejar todo aquello que tenga vida, hacerse señor del fuego, de los aires, de las aguas y de la tierra; aprender a manejar los poderes de la naturaleza, y esto solamente es posible trabajando sobre uno mismo. Por eso les decía que antes de intentar manejar los elementos de la naturaleza –los elementales del fuego, del aire, del agua y de la tierra–, tiene uno que aprender a manejar los propios: aprender a manejar los elementales atómicos del esperma, aprender a manejar los elementales atómicos del fuego sexual, aprender a manejar los silfos de la propia mente –eso se llama hacerse amo de la propia mente–, y aprender también a manejar los gnomos atómicos que forman la carne y los huesos, hacerse amo de los elementales atómicos dentro de sí mismo. Tiene uno que hacerse amo de su propio cuerpo para hacerse amo de la Naturaleza. No podría uno llegar a manejar los elementales del Universo si no ha manejado sus propios elementales atómicos, los de su cuerpo. Todo eso se aprende en el quinto día de la creación.

“Luego dijo Dios: produzca la tierra seres vivientes según su género, bestias y serpientes y animales de la tierra según su especie. Y fue así, e hizo Dios animales de la tierra según su género, y todo animal que se arrastra sobre la tierra según su especie, y vio Dios que era bueno. Entonces dijo Dios: hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza, y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó, varón y hembra los creó –es muy mportante esto; indudablemente, es bastante importante–. Y los bendijo Dios y les dijo: fructificar y multiplicaos, llenar la tierra y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra. Y he ahí que os he dado toda planta que da semilla, que está sobre toda la tierra, y todo árbol en que hay fruto y que da semilla, os serán para comer, y a toda bestia de la tierra, y a todas las aves de los cielos, y a todo lo que se arrastra sobre la tierra, en que hay vida y toda planta verde, les será para comer, y fue así. Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera, y fue la tarde y la mañana del día sexto”.

De manera que, Dios, varón y hembra los creó. Pero, ¿Cuándo es que se pasa, verdaderamente, a ser varón y hembra? ¿Cuándo es que se fusionan los principios masculinos y femeninos de la Seidad? Téngase en cuenta que ese es el trabajo del sexto día, o sea, el sexto trabajo, en el que el Budhi, la alkiria, después de haberse desposado con el Caballero, con el Alma Humana, se fusionan ambos íntegramente mediante el fuego. Entonces queda el Hombre como un andrógino perfecto, como varón y hembra, con poderes sobre el fuego, sobre los aires, sobre las aguas, sobre la tierra y sobre todo lo que es, ha sido y será.

En el último día de la creación, “fueron acabados los cielos y la tierra, y todo el ejército de ellos; acabó Dios en el día séptimo la obra que hizo y reposo en día séptimo de toda la obra que hizo. Y bendijo Dios al día séptimo y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que había hecho en la Creación”.

Cuando se hace el séptimo trabajo, el Séptimo Día de la Semana Santa, la Obra queda consumada: “¡Consumatum est!” “¡Todo se ha consumado!”; entonces sucede la suprema entrega del Espíritu al Padre.

Más tarde, en el Octavo Día, el padre en el Hijo –en el Hijo resucitado– se levanta de entre su sepulcro de cristal, después de la Resurrección de los Muertos; pero ese trabajo todo, en sí, forma la Semana Santa.

Hemos mirado esto desde el ángulo del Génesis porque con las mismas leyes que el Logos o Unidad Múltiple Perfecta usó para crear este Sistema Solar, esas mismas leyes tiene que usar el Alquimista para crear su Universo Interior, para llegar a tener realidad, para crear el Universo propio, se usan las mismas leyes.

Al trabajar uno con la Alquimia, está trabajando con las mismas leyes con las que el Creador creó el Universo. Aun más: está ampliando la obra del Creador, porque la obra del Creador queda ampliada cuando nace un nuevo Maestro. De esa manera, pues, se consuma la obra y se llega a donde se quiere llegar.

El Génesis está íntimamente relacionado con el Apocalipsis de San Juan, con los Siete Sellos y con las Siete Trompetas que cada Angel ha de tocar. El Iniciado, cuando recibe la Iniciación de Malchut, incuestionablemente rompe el Primer Sello; cuando pasa por la de Jesod rompe el Segundo Sello del Libro Sagrado, que es el Hombre. Cuando pasa por la Tercera Iniciación, rompe el Tercer Sello, cuando pasa por la cuarta, rompe el Cuarto Sello, cuando pasa por la quinta, rompe el Quinto Sello, cuando pasa por la sexta, rompe el Sexto Sello y así se ha consumado la Gran Obra, porque el séptimo es de descanso, de oración, de meditación, de súplica, como se ve allí, en el Apocalipsis de San Juan. Es claro que al romperse el Séptimo Sello, la Obra está ya consumada –el Octavo Día es siempre para resucitar–.

Uno tiene que vivir el Génesis en lo individual o en lo colectivo. Lo vive en lo colectivo con la creación del Universo, como partícula divina que viene a esta creación. El Apocalipsis también tiene uno que vivirlo individualmente o colectivamente. Colectivamente en el Libro de la Vida, en el Libro de la Sabiduría, y a través de la historia va rompiendo cada Sello. Por estos tiempos está ya para romperse el Sexto Sello; es decir, la humanidad está viviendo colectivamente el Apocalipsis.

Así como el Alquimista tiene que fabricar Oro –no solamente crear los Cuerpos Existenciales Superiores del Ser, sino además convertir esos Cuerpos en Oro puro antes de ser tragado por la Serpiente–, así también el Logos tiene una Edad de Oro, y para poder tener el Logos una Edad de Oro tiene que hacer lo mismo que hace el Alquimista en su laboratorio, arrancando Sello por Sello. El Logos tiene que hacerle vivir el Apocalipsis a la humanidad, debe ir arrancando cada Sello. Claro que, cuando termina de romper el Sexto Sello, la Obra queda consumada, viene la catástrofe final, y con la ruptura del Séptimo Sello ya no queda nada de lo que antes había, viniendo por último la Resurrección del Logos en todo lo creado, en toda la Naturaleza, y es cuando llega la nueva edad, la Edad de Oro.

Así como el hombre para poder fabricar Oro –hablando en sentido alquimista– necesita romper los Siete Sellos, así también el Logos –para poder hacer una Edad de Oro– necesita que toda la humanidad rompa los Siete Sellos, que toda la Naturaleza los rompa, y entonces nace la Edad de Oro, pero todo esto tiene antes que pasar por un Apocalipsis tremendo y espantoso.

De manera que, o vivimos el Apocalipsis individualmente, o nos toca vivirlo colectivamente. Claro que mejor es vivirlo individualmente, porque eso nos da el triunfo: logramos fijar el Oro en nosotros mismos, logramos conseguir el “vellocino de oro” de los antiguos. Y si nos toca vivirlo colectivamente, con el Gran Apocalipsis mundial, debemos ingresar a los mundos infiernos y pasar por la “muerte segunda” para tener derecho, más tarde, a vivir en la Edad de Oro como esencias puras de una nueva humanidad. Empero, de ambas maneras tenemos que vivir el Gran Libro y romper sus Sellos.

La Semana Santa es la más santa de todas las semanas, porque es la Semana en la que tiene uno que vivir el Drama Cósmico, y cada día de esos equivale a largos períodos de trabajo. Pero, al fin y al cabo, la Gran Obra se resume siempre simbólicamente, en el “Libro de Job”, a ocho días. Los ocho años de Job son el summum, el extracto de sí, pero en conjunto la Gran Obra se resume en Ocho Días, en Ocho Años totalmente, junto con la Resurrección y todo, es decir, la Semana Santa puede durar muchos años.

En todo caso, cada cual tiene que vivir su Semana Santa. El Hijo del Hombre vive la suya, cuando el Hijo del Hombre nace en el “pesebre”. El debe luego vivir su Semana Santa, hacer todo el trabajo en su Semana Santa.

Al pueblo no se le puede explicar todo esto, porque el pueblo no entiende. Al pueblo se le da la “corteza”, la “cáscara” de la enseñanza, pero a los iniciados se les enseña la “carne de la doctrina”, se les da a “comer” la Doctrina.

De manera que, el cristianismo tiene dos aspectos: el cristianismo exotérico o público, para el pueblo, y el cristianismo esotérico o sagrado para los iniciados.

P. Venerable Maestro, con el propósito de hacer conciencia de nuestro trabajo, quiero preguntar lo siguiente: el Bodhisattwa, aunque esté caído, ¿tiene que crear el cuerpo de la Voluntad Consciente para que entre Tiphereth?

R. bueno, el Bodhisattwa, siendo Bodhisattwa, no tiene por qué entrar a crear el Cuerpo Causal, puesto que se sabe que es un Bodhisattwa, es decir, el Alma Humana de un Maestro; ya se entiende que esos vehículos los creó en el pasado. Empero, tiene que encender el fuego en sus vehículos, restaurar el fuego en cada uno de sus vehículos, y después regenerar el oro en sus cuerpos. Conseguido esto, pues el Bodhisattwa se levanta.

Ahora bien, no se logra eso sino empezando por la base, diríamos; después de haberse encendido el fuego en cada uno de los vehículos, después de haberse restaurado, dijéramos, el Principio Igneo en los vehículos físico, Vital, Astral, Mental y Causal. Así el Padre, si es su voluntad, puede enviar a Tiphereth para que nazca en el “establo interior”. Pero entiendo que esto es una gracia del Altísimo, porque alguien puede haber alcanzado la quinta Iniciación de Fuego y sin embargo no por eso el Niño –que lleva la Divina Madre en sus brazos– ha de penetrar en sus vehículos, o nacer en su “establo interior”. Empero, si se anhela de verdad, si se quiere trabajar por la humanidad, se puede conseguir que el Hijo del Hombre venga al mundo interior, si esa es la voluntad del Padre.   


SIMBOLISMO DE CADA DIA

 

DOMINGO DE RAMOS HASTA JUEVES SANTO

 

SIMBOLISMO DE LOS 7 DIAS DE SEMANA SANTA

 

De acuerdo a la gnosis y a la alquimia.

 

DOMINGO DE RAMOS A DOMINGO DE GLORIA

 

Los sucesivos días de la Semana Santa desde Domingo de Ramos, hasta Sábado de Gloria,  se relaciona con los siete días de la Creación y con los siete planetas que se divisaban en los cielos: Luna, Mercurio, Venus, Sol, Marte, Júpiter y Saturno. En cada dia va subiendo de intensidad la energía. Jueves Santo y Viernes Santo, son los días de definición o precipitación en los que se  desarrolla la gran obra alquímica de transmutación. El sábado viene la pausa, el cambio, y es el día del silencio y del misterio, y el domingo es el dia de la Resurrección. Estos  acontecimientos no son parte de un remoto pasado y no se sitúan solo en el contexto de Tierra Santa.

LOS MILAGROS Y SUS SIMBOLOS

Según el conocimiento gnóstico y alquímico, cuando en los evangelios se leen los milagros y prodigios de Jesús, hay que entender que esos milagros los debe realizar el Cristo interior en cada uno. Cuando Jesús cura la ceguera, lo hace para que podamos ver el camino hacia él, cuando cura sordos, es para escuchar su palabra, sus mensajes que vienen de las partes superiores de sí mismos, cuando cura paralíticos, es para aprender a caminar en su búsqueda. ¿Y cuándo cura la lepra? Esa lepra es el ego, viva personificación de los errores humanos.

El ego o yo de la Psicología Gnóstica es el que tiene atrapada, encarcelada a la Esencia maravillosa a la que el Cristo viene a salvar.

El señor entra en la Jerusalén Celestial montado en un pollino o crío de un asno. Jerusalén, la ciudad santa de las doce puertas, es nuestro propio cuerpo. Cristo debe entrar en nuestra  ciudad interior, montado en el burro que representa a la mente. La mente debe  aprender a obedecer al señor y aceptar que es su guía. Al oro, al Cristo Sol por la plata, por el dinero, por la Luna, son los que comercian con  palomas, con el Espíritu Santo, señor y dador de vida. Hay que aprender a empuñar el látigo de la  Los mercaderes del templo, son los elementos indeseables de nuestra conducta que cambian voluntad para expulsar a los mercaderes de nuestro templo corazón.

Indispensable para realizar la Gran Obra de la Alquimia. Por ello, el primer milagro del  Salvador, es la transmutación del ens seminis, de las aguas de la vida en vino de  luz del alquimista en las bodas de Caná.

La Cena en Bethania relata un antiguo ritual que simboliza matrimonio en castidad  La higuera está relacionada con las fuerzas sexuales, con el ens seminis, indispensable  para lograr el Nacimiento Segundo. El simbolismo de que la higuera no de frutos está más allá de la interpretación literal y se relaciona con los místicos que no realizan  transformaciones íntimas profundas y que no trabajan en la conservación de su energía,  ni en la transmutación alquímica.


EN JUEVES SANTO: se realiza la Última Cena, una ceremonia mágica de inmenso poder. En jueves Santo el Redentor da las últimas instrucciones a sus discípulos de continuar y  alcanzar la obra alquímica de la total transmutación de la humanidad.

Esa noche ocurre también la oración en el huerto de Getsemaní y el formidable llamado al despertar de la Conciencia al encontrar a sus discípulos durmiendo, es decir, con la conciencia dormida.


VIERNES SANTO: está lleno de elementos simbólicos escondidos en las 14 estaciones  del Viacrucis. Judas representa al demonio del deseo, Pilatos al demonio de la mente, que siempre se lava no son de ayer, de un remoto pasado, ni quedaron en Jerusalén. Esas multitudes se  las manos y Caifás al demonio de la mala voluntad. Las multitudes que gritan. Crucifícale, encuentran en la psiquis humana y constituyen el yo pluralizado de la conciencia dormida.  Poderes: el Kundalini. Es crucificado en el monte de la Calavera, adonde debe  ascender Kundalini. En lo alto de la cruz fue escrita su causa con las siglas: INRI.

Según las tradiciones, Jesús muere a los 33 años, en clara alusión a las 33 vértebras  de la columna vertebral por donde asciende victoriosa la serpiente ígnea de nuestros mágicos  Las siete palabras o siete frases que pronuncia el señor en la cruz también son  A diferencia de lo que creen muchos, la cruz no es un símbolo de martirio, sino de creación  y nacimiento. Las multitudes inconcientes le gritan que se baje de la cruz incitando al iniciado  a que se salga de la Senda del filo de la navaja. INRI en Alquimia significa: Ignis Natura Renovatur Integram, el Fuego renueva incesantemente la Naturaleza.

La Gran Obra alquímica culmina con la muerte y resurrección del Hierofante, el Gran Iniciado.  Profundamente significativas y se relacionan con el septenario sagrado de teósofos y yoguis, con siete  enigmática por siglos es la famosa frase maya: Helí, Helí, Lamá Zabaktani y que significa: principios anímicos y espirituales que el iniciado debe construir o realizar. Una de ellas,  CRISTO nos muestra el camino de la resurrección y de la inmortalidad.

"Ahora hundirme en la pre alba de tu presencia".  A la alta conciencia iluminada.

Sigamos sus pasos queridos valientes conspiradores. Cada cambio, cada esfuerzo, cada alineamiento es una muerte a lo viejo y una resurrección

 


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