Mucho se ha hablado sobre el Diablo,
bastante se ha escrito sobre este tema, pero son pocos los que lo han explicado
realmente. El origen de este mito hay que buscarlo en las criptas iniciáticas
del pasado y en las cavernas arcaicas.
Luz y sombras, en antitesis
armoniosa, marcan un completo dualismo cuya extraordinaria síntesis es la
sabiduría. Cada uno de nosotros proyecta su sombra.
Sabemos que más allá del cuerpo, de
los afectos y de la mente, está el Logos Interior, Divinal...
Incuestionablemente, eso que es lo inefable, eso que es lo Real, proyecta su
propia Reflexión, su Sombra particular, dentro de nosotros mismos, aquí y
ahora.
Esta sombra cumple una misión
específica en el fondo mismo de nuestra propia Conciencia. Obviamente, tal
"Sombra", tal Reflexión Logóica, es el "Entrenador
Psicológico", "Lucifer", el "Tentador"…En el gimnasio
psicológico de la existencia humana, se requiere siempre un entrenador, con el
propósito de producir poderes, facultades, virtudes extraordinarias, etc.
¿En que forma podrían brotar de
nosotros las virtudes si no existe la tentación? Solo mediante la lucha, el
contraste, la tentación y la rigurosa disciplina esotérica pueden brotar en
nosotros las flores de la virtud.
Ahora me pregunto ¿Dónde está la
maldad de Lucifer? Si no hay tentación, no hay virtudes; cuanto más fuertes
sean las tentaciones, más grandes serán las virtudes. Lo importante es no caer
en tentación
No es el Diablo ese personaje
tenebroso creado por el dogmatismo de algunas sectas muertas. Satanás, Lucifer,
el Diablo, es la reflexión de nuestro propio Ser íntimo, en nosotros mismos y
dentro de nuestra Conciencia, aquí y ahora.
Hubo épocas en el pasado en que se
levantaron por doquier, en todos los lugares del planeta Tierra, templos al Sol
y al Dragón. El símbolo del dragón fue tomado de aquellos reptiles voladores
gigantescos que existieron en las épocas de la Atlántida y la Lemuria. Resulta
interesante que tal símbolo se haya usado para alegorizar a toda sombra del
Sol, a toda reflexión del Astro Rey, incluyendo al Lucifer íntimo particular de
cada ser humano.
En Egipto, el "Sol del
Mediodía", el "Sagrado Sol Absoluto", estuvo siempre simbolizado
por Osiris, mientras su Sombra, su Reflexión, su Lucifer, se halla alegorizado
por Tiphón (Seth).
En los Misterios Griegos, el Sol Espiritual el Demiurgo
Creador, fue siempre representado por Apolo, en tanto que su Sombra, su
Lucifer, su Satán, su reflexión divinal, se alegoriza por Pityón.
En el Apocalipsis de San Juan, el
Cristo Sol resplandeciente se halla siempre simbolizado por Miguel, la
divinidad guerrera, mientras su sombra cósmica es personificada por el Dragón
Rojo. No es, pues, el Diablo ese personaje que algunas sectas muertas han
sentado en un trono de ignominia para atemorizar a los débiles.
En la Edad Media, se alegorizaba al
Logos con la personalidad de San Jorge, mientras su Sombra se simboliza por el
Dragón.
Con justa razón Goethe pone en boca
de su Dios, aquella frase con que se dirigiera la Divinidad a Mefistófeles: "De todos los de tu especie, genios a
mi Ley rebeldes, el menos dañino y perjudicial tú eres".
"Vencer al Dragón",
"matar al Dragón", es urgente cuando uno quiere ser "tragado por
la Serpiente", cuando uno desea convertirse en "Serpiente". Esto
significa salir triunfante en todas las tentaciones puestas por el Dragón,
eliminar el Ego, desintegrar todos los agregados psíquicos que lo componen,
reducir a polvareda cósmica todos los recuerdos del deseo, etc.
Todo Hierofante, todo verdadero
Auto-Realizado es un Dragón de Sabiduría.
Existen dos tipos de tinieblas: oscuridad del silencio y
del secreto augusto de los sabios y oscuridad de la ignorancia y del error. La
primera es la superobscuridad; la segunda es la infraobscuridad. Esto quiere
decir que las tinieblas se bipolarizan y que lo negativo es tan solo el
desdoblamiento de lo positivo.
Prometeo-Lucifer, encadenado a la
dura roca, sacrificándose por nosotros; sometido a todas las torturas, aunque
sea el fiel de la balanza, el dador de Luz y Fuego, se desdobla inevitablemente
en el aspecto fatal de la multiplicidad egoica, en esos agregados psíquicos
siniestros que componen nuestro Yo (los demonios
rojos de Seth).
Lucifer el tentador, el gran
entrenador del gimnasio psicológico de la existencia, trabaja tentándonos, y
estas impresiones internas suelen polarizarse negativamente o fatalmente
mediante la actividad egoica. Solo mediante la auto-reflexión serena y la
meditación interior profunda podemos hacer clara diferenciación entre las
impresiones intimas luciferinas directas y las impresiones egoístas bestiales.
Venciendo al Dragón podemos
cristalizar dentro de nosotros mismos Prometeo
a las tres fuerzas primarias del
universo (Padre, Hijo y Espíritu Santo),
alegorizadas por el tridente,
convirtiéndonos en dioses solares. Lucifer, es escalera para bajar y escalera
para subir, y poder trabajar y disolver el Ego en el laboratorio de la Alquimia
Sexual.
Indiscutiblemente, sólo mediante el
Fuego Luciferino podemos reducir a cenizas las cristalizaciones negativas de
nuestra Psiquis, los agregados psíquicos, infelices desviaciones del Poder
Luciférico.
Lucifer debe educarnos en el sexo.
Allí debe someternos a un entrenamiento riguroso mediante las más severas
tentaciones. Es claro que si allí, en el sexo, salimos victoriosos, la
desintegración del Ego se precipita inevitablemente.
¿Que el Dragón nos tienta durante el
trabajo? Es su deber... El debe volvernos fuertes; él debe educarnos en el
Gimnasio Sexual; él debe convertirnos en atletas de la Magia Sexual.
Al fin el Escamoso, Lucifer, la
Sombra del Eterno, la Reflexión Intima de nuestro verdadero Ser Divino, volverá
a Él, se fusionará con Él, resplandecerá en Él… porque en el fondo Él es Él.
Gracias infinitas.
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